Es muy común que no sepamos darnos el valor que merecemos, nos ponemos en un segundo lugar y vamos socavando nuestra autoestima. Es entonces cuando los “soy incapaz” o “no puedo” se hacen eco en nuestra vida y se convierten en una realidad.
Es importante que aprendamos a declarar palabras de fe y confianza en Dios, en lugar de permitir que palabras negativas y derrotistas dominen nuestra vida. Debemos creer que lo que decimos tiene el poder de manifestarse, siempre basados en la voluntad de Dios y en línea con Su Palabra.
Nuestro lenguaje tiene el poder de construir o destruir relaciones, de alentar o desanimar a otros, de inspirar o desmotivar. Es por eso que es tan importante que seamos conscientes de cómo hablamos y el impacto que nuestras palabras pueden tener en los demás.
Nuestras palabras pueden tener un impacto duradero en nuestra propia salud psychological y emocional. Si nos enfocamos en palabras positivas y alentadoras, también podemos fortalecernos a nosotros mismos.
Nuestras palabras tienen un poder increíble. Podemos elegir usar nuestras palabras para construir y edificar a los demás, o podemos usarlas para destruir y lastimar.
La creación como testimonio del poder de la Palabra: El hecho de que todas las cosas hayan sido creadas por la palabra de Dios no solo enfatiza su autoridad, sino también su poder creativo.
Como seguidores de Jesús, debemos reflejar un corazón transformado a través de nuestras palabras. Nuestras palabras deben ser un testimonio de nuestra fe y de la obra transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento y fortaleza para aquellos que nos rodean, o pueden herir y destruir. Es importante recordar que nuestras palabras tienen el poder de cambiar la vida de las personas, ya sea para bien o para mal.
Esto nos muestra que nuestras palabras pueden tener un impacto significativo en nuestras vidas y en la vida de los demás.
Recordemos siempre la importancia de buscar en la Palabra de Dios la guía y dirección para nuestras palabras y de someterlas al Management del Espíritu Santo. Que nuestras palabras sean siempre una fuente de vida, edificación y sanidad para nosotros y para aquellos que nos rodean.
Aunque pueda parecer difícil de comprender o confuso para un nuevo cristiano, al comenzar con los evangelios será más sencillo entender el prepare que Dios tiene para nosotros. De esta manera, podremos caminar con firmeza en todo momento hacia el propósito que Dios ya tiene reservado para nosotros, y veremos Su gloria de manera grandiosa al seguir los mandamientos y estatutos del Señor.
Esto significa que debemos filtrar nuestras palabras y asegurarnos de que sean edificantes, útiles y llenas de gracia. No debemos usar nuestras palabras para herir o destruir, check here sino para construir y fortalecer a los demás.
“Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.